Restauración

PAUTAS GENERALES PARA LA CONSERVACIÓN PREVENTIVA DE OBRAS DE ARTE EN EL ÁMBITO DOMÉSTICO

Publicado el lunes, marzo 25, 2024

Adriana García Gómez

Conservadora y Restauradora del Patrimonio Cultural

2ª Parte

ILUMINACIÓN

Empezaremos por una de las cuestiones más problemáticas: la luz. Aunque actúe de forma distinta según los materiales de la  obra, su acción es irreversible y progresiva haciendo que sus daños resten valor permanentemente a las colecciones. Claro que, no todos los tipos de luz suponen un problema, sólo aquellas que emiten radiaciones nocivas. Para explicarlo claramente, diremos que no es conveniente exponer las obras a la luz natural o a bombillas incandescentes o halógenas (todas aquellas fuentes de luz que emitan energía calorífica o radiación ultravioleta). El oscurecimiento, amarillamiento o decoloración pueden ser algunas señales de la exposición a las anteriores. Aunque en principio resalte de manera visual, los daños que suponen abarcan también a la estructura y la estabilidad de muchos materiales. Como solución ante las fuentes de iluminación artificial, pueden utilizarse las luces LED. Estos dispositivos no emiten radiaciones Ultravioleta ni Infrarroja, y en consecuencia de la carencia de ésta última, no se produce un aumento de la temperatura en la superficie de la obra. Proporcionan una gran eficiencia energética, además, podemos encontrar una gran gama de tonalidades que permiten adaptarse mejor al espacio expositivo.

En cuanto a la luz natural, existen en el mercado diversos filtros ultravioletas, entre ellos láminas plásticas con diferentes calidades y características que pueden adherirse al interior de la ventana, pudiendo así reducir los niveles de exposición. Por otra parte, si precisamos de una enmarcación para el cuadro, existe también la posibilidad de colocar cristales de protección o paneles de plástico (generalmente de polímeros acrílicos o policarbonato).

En caso de querer profundizar y conocer en detalle los niveles del espacio, sería necesario utilizar un luxómetro para medir el nivel de iluminación (lux), y un medidor de ultravioleta para evaluar la cantidad de radiación (. Orientándose en las pinturas al óleo y acrílico, las cuales son de sensibilidad intermedia, se ha establecido su medición general en 150 lux. Como este valor es muy amplio, en lo que se refiere a la posibilidad de encontrar más materiales y aditivos en la obra, se recomienda establecer el valor de 50 lux inicialmente. En cuanto a la radiación ultravioleta, la regla tradicional recomienda mantener niveles por debajo de 75. μW/lm

TEMPERATURA Y HUMEDAD

En segundo lugar, tenemos la temperatura y humedad relativa. Aunque ambas variables presentan escalas de riesgo distintas, las medidas de actuación y sus repercusiones en la obra de arte se encuentran relacionadas. Esto puede generar diversos daños según se produzcan bruscas variaciones en las cifras de una de las escalas o en ambas al mismo tiempo.

En el ámbito doméstico, los valores generales van a depender enormemente de nuestro confort, el clima y entorno de la vivienda. Con esto último, nos referimos a que los niveles de humedad y temperatura promedio a lo largo del año no van a ser los mismos los de una casa en las afueras de Madrid, que en una casa en la costa de Valencia.

El tipo y la gravedad de los deterioros que puedan darse, al igual que en otros factores de riesgo, van a verse reflejadas según los materiales utilizados en la pintura. Entonces, ¿en qué valores de humedad y temperatura debemos situarnos? Debido a todos los condicionantes anteriores no podemos fijar unas cifras en precisión que vayamos a poder mantener fielmente y sean idóneas para cada material de la obra. Sin embargo, podemos informarnos acerca de los valores generales y especiales cuidados a tener en cuenta sobre las dos escalas en Guidelines for Humidity and Temperature for Canadian Archives por Stefan Michalski.

Tratando desde una visión general a las obras en lienzo al óleo y acrílico, las cuales suelen tener una sensibilidad media, se ha consensuado generalmente los valores estables de humedad relativa entre el 40-60%. Se consideran de riesgo aquellos que salgan de estos límites pudiendo causar agrietamiento de la pintura o craquelados si exponemos la obra a condiciones de baja humedad relativa. De la misma forma, se puede generar encogimiento de telas o expansión de madera en los bastidores ante la exposición de valores altos. En relación a este último, debemos mencionar la formación de moho y ablandamiento de las capas de color si lo acompañamos con las altas temperaturas.

Con respecto a la temperatura, encontramos menos problemas al tratarse de valores adecuados entre 16 y 25°C generalmente, muy compatibles con nuestro confort. Para generar serias alteraciones, la temperatura debería bajar entre los 5 o 10°C en las pinturas al acrílico o  -5°C para los lienzos al óleo, siendo una situación muy improbable en el ámbito del hogar.

Aunque las últimas consideraciones sean fundamentales para la preservación de la obra, no son los valores medios, que cambian progresivamente en largos periodos de tiempo, los que deben tratarse con especial atención. Presentamos así los cambios drásticos que tienen lugar en un tiempo muy breve, a lo que llamamos fluctuaciones. Contra todos los factores anteriores, la medida más efectiva consiste en implementar un control ambiental continuo y abstenerse de exponer la obra en zonas donde suban o bajen los niveles rápidamente, por ejemplo: radiadores, dispositivos de salida de agua, humidificadores o salidas de aire.