Modesto Roldán

Modesto Roldán

Modesto Roldán Nerva, Huelva 1926-2014.
Yo fui a esa edad un precoz y astuto “voyeur”, siempre al acecho de estas sorprendentes y maravillosas escenas.
El hecho de que yo intuyese que algunas de ellas no eran tan fortuitas no hacía sino añadir picante a la situación, en la cual y para colmo de mi dicha, pasaba fugazmente del estado de contemplación al de la ensoñación. Y esos momentos fueron tan gratos que afortunadamente persisten en la memoria hasta los últimos días de nuestras vidas.
Estamos hechos con el mismo material con que se fabrican nuestros sueños. Lo dijo un gran poeta especialista en sueños. No invento nada.
He aquí las fuentes del narrador. Las otras, las que posibilitan la realización son aleatorias, dependen del azar y de la necesidad.
Huido de España, donde se me negaba un pasaporte, y después de muchos avatares entre ellos el paso por una cárcel en Brasil y otra en Santa Cruz de Tenerife de la que salí con vida milagrosamente, llegué a París viniendo de Tánger.
Francia en general, y Paris muy particularmente, fueron para mí y siguen siéndolo, mi patria mas amada. Aquella cultura, aquella gente coincidía exactamente con mis deseos. Para un joven de poco mas de 20 años que había leído, en traducciones, buena parte de los clásicos franceses, entre ellos Víctor Hugo, Alexandre Dumas, Zola, Maupassant, Flaubert etc., aquello era el mundo soñado desde las tinieblas del nacional-catolicismo que en aquellos tiempos asfixiaba España.
Yo, entonces no tenía ninguna vocación de pintor. Mi sueño era escribir. Yo consideraba, y sigo considerando la literatura como la función mas noble y alta del ser humano. Pero el libre albedrío no existe, es una falsa creencia mas como tantas otras, intenté el mundo de la pintura, los iconos que había que pergeñar como el alfarero fabrica sus ánforas. Si lo he conseguido o no, ustedes dirán. Yo solo intento rodear de materia mis fantasmas”.

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